miércoles, mayo 18, 2005

La verdadera autoridad fortalece y estimula al niño

Los niños nunca deben sentirse maltratados cuando se les habla o amonesta de manera severa. Necesitan aprender a controlarse y afrontar lo que ha sucedido cuando se demuestra que se han portado mal. No deben dar respuestas a medias que podrían significar una cosa u otra. Sin embargo, aun cuando es saludable cierta severidad con los niños, la impaciencia no lo es, sobre todo cuando produce castigo corporal. Eberhard Arnold dice que la impaciencia representa una «declaración de bancarrota».

Rechazamos tanto la severidad del castigo corporal como el poder de la manipulación: ambos son actitudes del autoritarismo que no toman en serio al niño como portador de la imagen de Dios. Una actitud falla en cuanto a la misericordia y la otra en cuanto a la honestidad. Ambas fallan en cuanto al amor. La verdadera autoridad estimula y fortalece lo que es bueno en cada niño si se le enseña a tomar sus propias decisiones en cuanto al bien y el mal. Los niños sólo desearán luchar contra el mal que los acecha si los guiamos amándolos y confiando en ellos.

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